10.2.1. Los determinismos biológicos y culturales
A pesar de los determinismos biológicos (crecimiento
biológico) y culturales (educación, lenguaje, cultura, etc.) que influyen
sobre nuestras vidas, “estamos condenados a ser libres”. Siempre existirá
un margen de actuación para la voluntad de la acción. En este sentido,
la libertad se convierte en el concepto central de la ética, pues gracias a
que somos libres y, por tanto, a que tenemos capacidad de autodeterminación,
nos vamos constituyendo en sujetos cada vez más autónomos y
racionales, en una palabra, más humanos. La ética misma consiste, pues,
en este proceso de subjetivación y de autoapropiación de nuestras propio
y personal proyecto de vida.
El determinismo es una doctrina filosófica
que sostiene que todo acontecimiento físico, incluyendo el pensamiento y
acciones humanas, están causalmente determinados por la irrompible cadena
causa-consecuencia. Existen diferentes formulaciones de determinismo, que se
diferencian en los detalles de sus afirmaciones.
Determinismo biológico: Conjunto de teorías
que defienden la posibilidad de dar respuestas últimas al comportamiento de los
seres vivos a partir de su estructura genética. Por lo tanto, la conducta,
tanto de los animales como del hombre, obedece a formas que han sido necesarias
para la supervivencia de sus genes, y que se extienden a complejos sistemas
sociales adaptados a su más favorable proceso evolutivo.
Determinismo
Cultural: es una teoría
bastante criticada que sugiere que un individuo construirá su realidad, se
comportará e interactuará con otros en una forma específicamente determinada
por la cultura a la que pertenece. A manera de ejemplo, se podría decir con
esta teoría que un migrante jamás se podrá adaptar a la cultura que lo acoge,
porque su forma de ser y comportarse sólo pueden ser las del lugar donde se criaron.
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